Un zombi es una figura legendaria propia de las regiones donde se practica el culto vudú.
Se trataría de un muerto resucitado por medios mágicos por un hechicero vudú para convertirlo en su esclavo.
Por extensión es sinónimo de muerto viviente y se usa en el lenguaje común para designar a quien hace las cosas mecánicamente como si estuviera privado de voluntad.
Yo en este artículo uso este nombre en su última acepción.
En la sociedad actual parece que muchos ciudadanos han dejado de serlo y han pasado a ser meros zombis, parecen como si estuvieran privados de voluntad y se limitarán a hacer las cosas mecánicamente.
Supongo que es debido al lavado de cerebro al que han sido sometidos por los medios de comunicación, al condicionamiento psicológico que han sufrido desde niños en una escuela deficiente y en una sociedad decadente.
Estamos rodeados de zombis, como zombis se comportan una generación tras otra de jóvenes ni-ni (ni trabajan ni estudian), ya son muchas las generaciones de jóvenes que se han perdido para el esfuerzo colectivo de la sociedad española.
No me extraño que muchos jóvenes sólo tengan por objetivo el botellón, el consumo de tabaco y otras drogas.
El esfuerzo original ya no es deseado, ya no se desea ser empresario, el arte y la ciencia son despreciados.
El máximo objetivo en la vida es ser funcionario e incluso mejor vivir del cuento, cuando no del esfuerzo de sus padres o abuelos.
Lo único que se valora es la capacidad de obtener dinero rápidamente, con el juego, las drogas, la prostitución o cualquier otro método generalmente ilegal.
Junto a los jóvenes ni-ni nos encontramos con un grupo cada vez mayor de gente con más de 50 años que han sido eliminados del trabajo productivo por una economía depredadora que desprecia sus conocimientos y experiencia en el trabajo, una economía que desea convertir a la mano de obra en simples siervos o peor sustituirlos por maquinas.
Un tercer grupo es ese conjunto de ancianos desamparados que ya no tienen sitio en la sociedad actual y que sólo esperan la muerte, una muerte muy cercana ya que la mayoría de ellos no pueden subsistir con sus pensiones y estas van a ser aun más exiguas en el futuro.
Caminas por las calles de cualquier ciudad de España y vez a los zombis pasar a tu lado, cabizbajos, arrastrando los pies, sin rumbo y sin futuro.
No tienen ilusión, no tienen esperanza, no tienen espíritu de lucha, ya no aspiran a triunfar, muchos ni siquiera a sobrevivir.
Nos han convertido en un pueblo de zombis, nos han convertido en un pueblo de esclavos y ese es el peor pecado de la casta parasitaria.
Zapatero y Rajoy son las dos caras de una misma moneda, da lo mismo quien gane las próximas elecciones, ninguno de los dos tiene detrás un partido y un programa revolucionario, que mueva al pueblo, que lo despierte, que lo libre de esa droga que nos han ido proporcionando año tras año y que nos ha envenenado, que ha convertido a una nación de conquistadores en una masa de zombis, meros zombis.
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