Estamos en puertas del verano y con el llegaran las pateras.
Se podría pensar que en época de crisis en España no debería haber pateras, que la gente no tendría que estar interesada en gastarse un buen dinero en llegar a nuestras costas jugándose la vida, pero no es así y pronto lo veremos.
Existen muchas razones para que las pateras vuelvan a llegar a nuestras costas.
En primer lugar la imposibilidad de migrar por cauces legales, eso es cierto para muchos africanos que no sólo carecen de pasaporte, sino además de partida de nacimiento a cualquier otro documento que demuestre su nacionalidad, no es que los hayan perdido, vendido o destruido, es que nunca los han tenido, ni siquiera muchos de ellos saben a que país en concreto pertenece su aldea.
Muchos morirán, saben que el Mediterráneo se ha convertido en una gran fosa común, ellos lo saben, son conscientes del peligro y lo aceptan porque prefieren morir a vivir como lo han estado haciendo hasta entonces.
Debemos tener también en cuenta la situación social, política, económica, medio ambiental y de Derechos Humanos de los países de origen.
En muchos casos ni siquiera somos capaces de imaginarnos como han podido sobrevivir hasta hoy, para esa gente el vivir de los restos de alimentos que se pudren en los contenedores es algo habitual, es incluso una forma de vida aceptable.
La derecha española habla de un efecto de llamada, no es cierto, cuando empezaron a migrar la mayor parte de los que llegan a nuestras playas no sabían a donde iban, en realidad solo huían muchos de ellos de la muerte por hambre o del exterminio en verdaderas limpiezas étnicas que los medios de comunicación nos ocultan.
El hambre y la muerte reinan en los países del Magreb, del Sahel y del África Subsahariana esa es la única verdad.
Como siempre sólo llegarán los más fuertes, los más inteligentes, los que más dinero han conseguido reunir antes de partir y porque no, los que más suerte han tenido, que todo eso y más cosas influyen en su epopeya.
Comprendamos que del Estrecho de Gibraltar que separan Europa y África constituye la frontera más desequilibrada del mundo.
El abismo de derechos fundamentales y respeto a la dignidad humana, así como a diferencia de renta, sanidad y educación, unido a la cercanía geográfica, explica que los africanos miren a España como su principal vía de acceso hacia una vida mejor.
Hacia el paraíso que para ellos supone Europa.
Este año quizás vengan un menor número de pateras, pero no será por la crisis, será porque España y la Unión Europea están pactando con los países del Magreb que repriman este tráfico a cambio de tratados comerciales.
Para los inmigrantes ilegales que llegan en pateras esos tratados suponen más penalidades añadidas.
Más mujeres serán violadas y más niños serán vendidos como esclavos.
Más hombres serán asesinados o se unirán a grupos terroristas para sobrevivir y llegar a Europa, aunque sea como parte de una de esas organizaciones.
Las penas, el dolor y la muerte se incrementarán, pero las pateras seguirán llegando porque no sólo hay un efecto llamada, existe otro efecto mucho mas fuerte, el efecto expulsión, un efecto del que en muchos casos somos culpables los ciudadanos del primer mundo que no controlamos las ventas de armas, la explotación de los cultivos para la exportación que privan de tierra y alimentos a masas enormes de población, que no proporcionamos agua a los pueblos sedientos, que dejamos morir por enfermedades curables a muchos millones de seres humanos, las pateras no vienen solas, las pateras también las traemos nosotros.
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