Se han cumplido 100 días del nuevo gobierno de Karzai.
Agentes de la CIA, ejecutivos de las petroleras americanas, señores de la guerra y traficantes de drogas, todos están bien representados en ese nuevo gobierno, aunque eso de nuevo es un decir, ya que son los mismos perros con distintas correas.
Los 100 días no solo los han celebrado Karzai y su gente, también lo han celebrado los talibanes con una caza de extranjeros que ha dejado 17 muertos, entre ellas cuatro ciudadanos indios, un italiano y un francés, además de 35 heridos.
Según informó el general Abdul Rahman Rahman, jefe de la policía de Kabul, la ofensiva de cuatro horas, comenzó a las 6.30 hora local cuando el primer kamikaze hizo estallar su coche bomba delante del hotel Aria,
Continuó con una serie de explosiones y varios tiroteos, todos ellos atribuidos a los talibanes y dirigidos contra hoteles usados por extranjeros que sacudieron ayer el corazón de la capital de Afganistán.
Las fuerzas desplegadas por EE.UU. y sus aliados, entre ellos España para mayor vergüenza de Zapatero, no pueden controlar a los talibanes, digo solo controlar no vencer.
Pues será que no, que a pesar del continuo incremento de efectivos, que a pesar del río de sangre vertida, a pesar de estar hundiendo la economía de EE.UU., a pesar de las promesas falsas de Karzai en sus ultimas elecciones, este ataque demuestra una vez más que ocho años de guerra contra el terrorismo nada significan, son solo el prologo de una historia con muchos capítulos, mucho más larga.
En numerosas ocasiones se ha dicho que EE.UU. perdió una ocasión única al no eliminar a Ben Laden cuando tuvo ocasión.
Mi opinión es que solo hubiera sido una victoria pírrica ya que nos encontramos ante un claro fenómeno de resistencia sin líderes.
La muerte de Ben Laden hubiera sido buena para el ego de los estadounidenses e incluso electoralmente para el partido republicano, pero en el transcurso de la IV Guerra Mundial en la que nos metieron Bush y su gente; al no tratar lo que era un atentado terrorista, descomunalmente grande pero solo un atentado terrorista como a tal, no tiene más que una importancia menor.
La guerra hubiera continuado pues en realidad esta IV Guerra Mundial es una guerra de religión por parte de los islamistas y una guerra imperial, además de un escandaloso negocio, para sus promotores occidentales.
Los que tengan la esperanza de que Obama termine esta guerra que lo olvide, el Pentágono y sus AMOS no se lo permitirían, en EE.UU. nadie ha olvidado el caso de los Kennedy, Obama tampoco.
La guerra continuará hasta donde estaba provisto al iniciarse, el que nosotros no conozcamos ni hasta cuando ni hasta donde, solo se debe imputar al hecho de que no somos parte de sus beneficiarios.
Es incluso posible, solo posible que el propio Ben Laden ya esté muerto o que muera cualquier día de su grave insuficiencia renal, no importa la guerra continuará.
Solo en el instante en que a sus beneficiarios les convenga pasará a ser un asunto a liquidar, como la guerra de Vietnam, la guerra de Corea o incluso las dos Guerras Mundiales que podrían haber acabado mucho antes si hubieran querido sus vencedores, ya que rechazaron varias veces el intento de negociar la rendición por parte de los vencidos y esto es historia aunque no se dé en las escuelas.
La guerra continuará, continuaran los muertos, el derroche de medios económicos, la destrucción de bienes e infraestructuras.
Y quien sabe, tal vez un día le den el premio Nobel a Ben Laden, ya se lo han dado a varios terroristas, solo es cuestión de que llegue vivo a firmar la paz como Califa de los Creyentes.
En verdad los funcionarios de la CIA y los demás servicios secretos deberán hacer horas extraordinarias quemando infinidad de archivos, aunque tal vez no, ahora es muy fácil borrar un archivo informático, basta con dar un golpe a una tecla y mañana, tal vez, con solo pensarlo.
La verdadera historia de todo este asunto no se sabrá nunca, la historia oficial como de costumbre la escribirán los vencedores.
En realidad ya está escrita desde que empezó toda esta conspiración, los EE.UU. tienen magníficos guionistas de cine y a una película de este presupuesto siempre se la provee de un final feliz.
Para el ganador claro.
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