japerezduval@gmail.com
El automóvil es el medio actual de trasporte más versátil y más utilizado.
Es una industria muy madura y con graves problemas debido fundamentalmente al precio del petróleo.
Lo que pocas personas saben es que el automóvil empezó con propulsión a vapor y que el primer automóvil que alcanzo los 100Km/hora era eléctrico y fue a primeros del siglo pasado.
El automóvil con motor de combustible líquido derivado del petróleo se impuso por su mayor autonomía y la facilidad de repostar.
Yo no olvido que también jugaron esta baza las grandes compañías petroleras y los grandes centros de poder financiero que controlaban y controlan a las petroleras.
EE.UU. ha sido su máximo productor hasta el año pasado en que China le arrebató la hegemonía en este campo, y no me cabe duda que no será el último.
Hoy todos los países siguen interesados en el automóvil, pero ahora la moda es el automóvil eléctrico.
Personalmente creo que las energías renovables y la energía nuclear de fusión son el porvenir, pero para eso queda mucho tiempo, mientras cada cual se las arreglará como pueda.
Lo que está claro es que el automóvil crea problemas con su sola presencia.
Las ciudades están congestionadas por su causa y eso no lo va a resolver el coche eléctrico.
La contaminación disminuirá, el paro en el sector también, pero al problema del aparcamiento yo solo le veo una solución, el coche eléctrico de alquiler.
Que en todas las ciudades se establezca un servicio de alquiler, que los ciudadanos puedan, con una simple tarjeta, coger un mini coche eléctrico de dos plazas de un estacionamiento y dejarlo unos minutos después en otro.
Este sueño puede convertirse en realidad, dentro de no muchos años, cuando los ciudadanos se acostumbren al coche eléctrico y al cambio y recarga de baterías.
La propiedad de millones de automóviles infrautilizados es un derroche y una insensatez económica.
El empleo improductivo de tan inmensa cantidad de capital solo se puede comparar al deseo de posesión de una vivienda.
No se compra una vivienda o un automóvil por el servicio que nos dan, se compra por un deseo de expresar que hemos alcanzado un estatus económico que nos permite este derroche.
La mayor parte de estas compras se hacen por el orgullo que experimenta el propietario al mostrarla a amigos y vecinos.
A algunos le sale mal la operación y ven como su casa se encuentra hipotecada por más de lo que vale y otros por lo poco que usan el automóvil les saldría más rentable ir en taxis.
Los diamantes de joyería tampoco sirven para nada pero se venden.
Todo eso forma parte de nuestro ego perverso y es ya más propio de la psicología que de la economía, dejemos que otros hagan el estudio del orgullo que experimenta una persona al mostrar su nueva casa o su nuevo coche, dejémoslo pues aquí.
Leave a comment