Lo sucedido en Ecuador tiene mucho de ambas cosas.
Ha sido claramente un intento de golpe de estado, posiblemente instigado desde el exterior, pero los golpistas han sido muy pocos, tal vez una minúscula parte de los implicados.
Lo cierto es que la policía ecuatoriana estaba muy quemada, por cuestiones profesionales y económicas con el Presidente Correa.
En realidad de los más de 40.000 policías ecuatorianos sólo participaron unos 800.
Además muchos de ellos, como en el Golpe de Tejero, se limitaban a obedecer órdenes.
Eso no quiere decir que no podrían haberse negado, incluso que no estuvieran contentos con poner en un apuro al Presidente Correa, pero básicamente no deseaban ni matarlo, pues podían haberlo hecho, ni cambiar el Presidente, ya que no estaba en su mano pues el Presidente Correa es un hombre que prefiere morir a dimitir.
Y esto es algo que saben en Ecuador hasta los niños.
Es muy posible que los escasos oficiales y sobre todo muchos de los suboficiales que participaron, si que estuvieran implicados en alguna red de oposición dentro de la Policía, en toda policía hay infiltrados políticos de todos los partidos y más de los de derecha.
Pero ha sido el mismo Presidente Correa quien ha provocado a los piqueteros al presentarse en su centro.
Si el Presidente Correa se hubiese quedado en el palacio presidencial y hubiera mandado a general Freddy Martínez a poner orden, todo hubiera quedado en un incidente de escasa gravedad.
Pero el carácter del Presidente Correa no lo ha permitido. Y con ello todos han perdido.
En primer lugar el general Freddy Martínez que ya ha sido destituido.
En segundo lugar las Fuerzas Armadas que se ven enfrentadas a la Policía lo que debilita al Estado.
En tercer lugar el estado de Ecuador que pierde estabilidad y prestigio.
Pero sobre todo, el mismo Presidente Correa que pierde el respeto de todos aquellos que saben que él ha sido el mayor culpable del golpe, al no quedarse tranquilamente en su oficina y hacer que otros lidiaran con el descontento generado, por la reducción de salarios y los ascensos a dedo de la gente más próxima al mismo Presidente.
Hoy todos sus amigos y aliados del ALBA estarán contentos por que el asunto no ha quedado como en Honduras, pero Correa ha perdido respeto entre ellos y ese respeto no lo va a recuperar jamás.
Yo personalmente como demócrata también estoy contento.
Creo que el Presidente Correa debe terminar el mandato para el que ha sido elegido por su pueblo.
Lo mismo que cualquier otro cargo electo del mundo, guste o no guste.
También es cierto que comprendo la reacción de Correa al decir que todos los culpables van a pagar; el miedo y la vergüenza que pasó en el hospital no se le van a olvidar, eso seguro.
Pero tiene que tener en cuenta que la acción de un piquete sindical, es en realidad una acción civil y que por lo tanto debe ser la Justicia Civil quien les juzgue, si se pone en plan duro y los juzga por lo militar corre el riesgo de que el resto de los 40.000 policías se pongan de su parte.
Además el problema de la carestía de la vida también azota a los militares, sobre todo en las graduaciones más bajas, si el ejercito se une a la policía la REVOLUCÍON CIUDADANA del Presidente Correa estará muerta y con ella la democracia en Ecuador por muchos años.
No olvidemos que los intereses del gran capital, tanto ecuatoriano como internacional, se pondrán al lado de aquellos que quieran eliminar la democracia y la libertad de Ecuador.
Juzgar y condenar al piquete violento y olvidarse del golpe de estado, ese es mi consejo al Presidente Correa.
Aunque lamentablemente no creo que suceda esto, lo que traerá problemas para todos los implicados, en especial para los ciudadanos de Ecuador, es una pena, ahora que empezaban a ser libres, lo siento por ellos.
Leave a comment