Esta mañana al sonar el despertador pensé que no tenía ganas de levantarme, que me quedaría en la cama media mañana, tenia sueño, durante toda la noche los gritos de los jóvenes que pasaban por mi calle, las sirenas de un par de ambulancias y algunos ruidos más me habían impedido dormir.
Después recordé dos cosas, había quedado para un desayuno familiar y hoy era 1º de mayo.
El sueño se fue como por encanto, la reunión familiar me atraía como siempre, la familia es lo más importante de la vida.
Mientras me arreglaba empecé a sentir una vez más el viejo deseo de lucha, es una semilla que está en mí y que los primeros de mayo florece sin que pueda ni quiera evitarlo.
Viejos recuerdos de viejos días de lucha, algo que quien no lo ha vivido no puede imaginar y tal vez ni siquiera comprender.
El compañerismo entre gente que apenas se conoce, las banderas al viento, los tambores que resuenan hoy en Valencia mientras miles de personas marchan lentamente reclamando su derecho a un trabajo digno, a un salario decente, a condiciones de trabajo civilizadas.
Miles de personas que saben que están siendo engañadas por la clase parasitaria, que el SISTEMA las explota, gente obrera, inmigrantes pero también muchos miembros de la clase media que han visto desaparecer su medio de vida y que hoy están más desamparados que nadie.
Gritos contra el gobierno de Zapatero, contra la NO oposición de Rajoy, gritos contra la banca que les arrebata sus hogares, gritos contra los banqueros que reciben salarios y pensiones millonarias en euros, mientras que a ellos se les ofrecen empleos temporales con salarios ni siquiera mileuristas.
Banderas rojas, banderas republicanas, banderas sindicales, bandas de tambores, el claro sonido de la dulzaina, sonrisas y manos tendidas de viejos conocidos, viejos compañeros, amigos de siempre, hermanos en una revolución que no se produjo por el temor de muchos y el engaño de algunos.
Muchos nos traicionamos a nosotros mismos, pensando que la transición era el camino. Muchos renunciamos a la revolución por miedo o por cansancio.
Tal vez entonces no hubiera condiciones objetivas para que se produjera la revolución.
Seguro que hoy tampoco.
Seguro que este 1º de mayo sólo será una vez más, otra ocasión perdida.
Una nueva ocasión que transcurrirá entre gritos y risas.
Una nueva comedia organizada por nuestros domadores para que desahoguemos nuestro mal humor, como cuando en un campo de fútbol miles de aficionados abroncan al árbitro.
Una vez más pasará el 1º de mayo y nada habrá pasado.
Una vez más el SISTEMA nos habrá vencido.
Una vez más la clase parasitaria se habrá salido con la suya.
Es indudable que la clase obrera ha dejado de ser revolucionaria, los sindicatos son parte del espectáculo que nos entretiene, son otro sector de la burocracia como lo eran los funcionarios del sindicato vertical franquista, son el frente obrero de la clase parasitaria, todo está atado y bien atado.
Pero una vieja costumbre es difícil de erradicar, una vez más he vuelto a casa cansado y satisfecho, aunque se que todo ha sido un engaño, una comedia más.
Algún día Zapatero saltará de la poltrona y en ella se sentará alguien del PP que no será ni mejor ni peor que él, tan solo será otro títere que se moverá y saltará sujeto por hilos invisibles pero fuertes como maromas de barco.
Un títere que nos engañará como lo hace Zapatero diciendo que trabaja para el pueblo cuando solo trabaja en su propio beneficio y en él de sus amos.
Una vez más llegará un 1º de mayo y yo saldré a manifestarme, una vez más llegaran unas elecciones y yo iré a votar, aunque sepa que es inútil, que nada cambiará hasta que llegue la revolución, la revolución de la clase media.
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