La tierra tiene amplias zonas desérticas en las cuales luce un sol de justicia y donde el viento sopla sin cesar.
Esas zonas apenas son productivas para sus propietarios.
En esas zonas se carece de todo, en especial de energía.
El agua es un bien muy escaso, existen pocos pozos y en muchos de ellos aun se extrae el agua como se hacia hace milenios.
En otros hay motores diesel que mueven bombas hidráulicas pero el coste del transporte del combustible hace su uso casi prohibitivo.
La solución está en la energía solar y en la energía eólica.
Los estados del norte de África empiezan a pensar en serio en la explotación de dichos recursos.
Es indudable que están más interesados los que carecen de gas y petróleo, como por ejemplo Marruecos y Egipto.
España también está interesada en impulsar los planes europeos para explotar el sol del desierto del Sahara.
Este plan fue iniciado fundamentalmente por los alemanes y pretende instalar en el norte de África centrales solares que suministren electricidad a esos países, Europa Central y Oriente Próximo.
Con la visión de que en 2050 más del 90% de la población mundial pueda ser abastecida de electricidad producida por energía solar en sólo el 3% de la superficie de los desiertos del mundo.
España da un nuevo impulso a este programa durante su turno presidencial mediante un próximo congreso en Valencia, el 11 y 12 de mayo.
Mientras tanto, Red Eléctrica de España (REE) se ha integrado, junto a otras tres empresas (de Italia, Francia y Marruecos) en el consorcio Desertec, donde ya estaba la potente firma española Abengoa Solar.
Desertec es uno de los proyectos posibles y está invitado al congreso de Valencia, comentan fuentes del ministerio de Industria, Turismo y Comercio.
¿Es otro caso de competición entre las dos locomotoras europeas, Alemania y Francia? Sin duda, pero nadie quiere expresarlo así oficialmente, en cambio se comenta la conveniencia de que las dos iniciativas se articulen en torno a objetivos comunes, dada la complejidad geopolítica y el altísimo coste que implican.
El verdadero impulso lo da la necesidad de reducir a medio plazo la dependencia energética de Europa y cumplir la directiva de energías renovables, pero que estos proyectos provoquen un interés creciente se debe sobre todo a los avances tecnológicos.
Sin embargo, el mayor desafío, además del político, es el técnico, que supone unir redes diferentes y construir muchas nuevas en el norte de África.
Sin la posibilidad de construir largos enlaces de alto voltaje en corriente continua (la red eléctrica actual se basa en la corriente alterna) no se podrá ni empezar a pensar en su viabilidad.
España como puente entre África y Europa está sumamente interesada en que dichos enlaces pasen por nuestro territorio y que una parte muy considerable de la energía que transporten se quede en nuestro país.
La forma de extraer la energía del Sol no está decidida todavía, en principio se piensa en centrales termo solares con acumuladores, más que en energía fotovoltaica.
Se pretende abastece el 15% del consumo eléctrico europeo mediante instalaciones de energía renovable en el norte de África.
La tecnología solar de que dispone España es muy importante y para mantenernos en primera fila deberíamos implicarnos es todos los proyectos posibles sobre el tema.
Con el cambio climático que se avecina muchas zonas de España pueden pasar a ser desiertos y si no somos capaces de producir otra cosa en ellos, es indudable que mediante las tecnologías que este tipo de proyectos desarrollen al menos podremos producir energía.
Producir energía es sin duda mejor que no producir nada.
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